Al Castillo de La Puebla de Cazalla se le conoce con el nombre de CASTILLO DE LUNA, aunque éste ha variado a lo largo de su historia. En la época romana se le conocía como CASTEL - LO y ALCAZABA  bajo el dominio musulmán. De esta denominación (ALCAZABA), pasó a llamarse Cazaba, por deformación de la palabra, tras la reconquista de la zona; Cazaba de la Frontera durante los s. XIII – XIV;  por evolución, a Cazalla, nombre que a su vez ostenta el municipio que creció en sus inmediaciones y hoy conocemos como LA PUEBLA DE CAZALLA.

En torno al CERRO DEL MORO, y la LOMA DEL CASTILLO se condesa la mayor parte de la historia morisca.

Su situación privilegiada, dominando los amplios territorios del Norte que van perfilando la Campiña, propició asentamientos en épocas muy tempranas. De tiempos prehistóricos se han recogido puntas de flechas en toda esta zona, próxima al río Corbones.

A partir del estudio del material arqueológico que ha facilitado el entorno, podremos en parte, reconstruir la historia más remota del Castillo.

El Castillo comenzó siendo un baluarte defensivo de los IBERO - TURDETANOS, allá por el s. V a. C.,  pasando a ser con los CARTIGINESES, 200 años más tarde, una torre de vigilancia (conocida por los historiadores como “TURRIS ANNIBALIS”, es decir, una torre de Aníbal).

Los cartagineses, para controlar la zona levantaron un rosario de fortalezas, no de gran tamaño, pero diseminadas estratégicamente por toda Andalucía, con el fin de proteger la actividad comercial y como refugio ante situaciones de peligro.

La aparición de acuñaciones cartaginesas en el propio recinto fortificado y sus inmediaciones, vendría a corroborar lo que decimos, que los púnicos pudieron convertir el solar en que hoy se asienta el Castillo en una de sus TURRIS ANNIBALIS.

Más tarde, los ROMANOS ampliaron el recinto, teniendo gran protagonismo en el s. V defendiendo el territorio ante las incursiones BÁRBARAS.

La ocupación de aquel “CASTEL - LO” romano como baluarte defensivo pasó más tarde a los MUSULMANES, como ALCAZABA, (nombre con el que éstos denominaban a sus castillos). Éstos ampliaron la construcción proveyéndola de una segunda línea defensiva, conocida como BARBACANA, también realizaron algunas reformas en el interior de la fortificación llevadas a cabo entre los s. XI - XII.

La importancia de los musulmanes en este periodo se pone de manifiesto por el material cerámico y monetario encontrado en el Castillo.

En el s. XIII, FERNANDO III EL SANTO reconquista el lugar, lo que va a suponer un hito importante en la historia de La Puebla de Cazalla, pues la zona pasa a formar parte de la llamada BANDA MORISCA. Desde este momento, el Castillo pasa a ser punto de defensa y vigía de las incursiones musulmanas procedentes de la serranía de Ronda. El término municipal de La Puebla será durante dos siglos el escudo del territorio cristiano. Un poco más al Sur, en plena sierra, el dominio es musulmán. Y esta situación persistirá hasta poco antes de la capitulación de la capital del reino Nazarí, de Granada, en 1492.

A partir de este momento se conoce el Castillo como CAZABA DE LA FRONTERA, con gran importancia estratégico-defensiva desde  mediados del s. XIII hasta finales del s. XIV.

El Castillo pasó a ser posesión de distintas personas hasta que ALFONSO X lo cedió a LA ORDEN MILITAR DE CALATRAVA. Siendo encomienda de dicha orden, se llevaron a cabo varias reformas, la más significativa fue la practicada a una de sus naves inferiores, a la que se dotó de bóveda ojival. Posiblemente fuera destinada a capilla donde se veneró a la Virgen de las Virtudes, hoy patrona del municipio y titular de la parroquia que lleva su nombre. Las caballeros-calatravos eran monjes guerreros y se les consideraba caballeros virtuosos, de ahí que encomendaran su protección a la Virgen de las Virtudes. Esta orden será la encargada de defender la plaza, posición estratégica dentro de la ya mencionada Banda Morisca.

En poder de esta orden estuvo hasta que el ambicioso Don Pedro Téllez Girón, entonces maestre calatravo, consiguió del débil rey Enrique IV que pasara a formar parte de su patrimonio personal.

Poco tiempo tardó Don Pedro Téllez Girón en dar los pasos necesarios para repoblar la zona, que se encontraba despoblada y los campos yermos desde hacía dos siglos como consecuencia de la expulsión de los musulmanes en 1264. Y al amparo del castillo se dictó la Carta - Puebla que estableció las bases para el asentamiento del pueblo actual, documento cuyo nombre viene a completar el topómino: La Puebla de Cazalla.

 

 

 

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